Pogacar, servir frío.

18 Oct 2023 por Roque Abeal Suarez

La temporada ciclista ha llegado a su fin. Aún, los más fanáticos, encontramos disfrute en pruebas menores donde unos se retiran y otros se despiden de sus equipos y, alguna figura como Lutsenko en Turquía en ese interminable puerto de casi 20km para ascender cerca de los 2000m, defiende su categoría y justifica sus galones.

Muy lejos queda el Tour de Flandes, Jaén, Vuelta a Andalucía, Il Lombardía, París-Niza,  Flecha Valona o Amstel Gold Race. Casi no te acuerdas del segundo puesto en el Tour, las etapas y maillot  blanco, el podio en el mundial.

El asunto Jumbo-Soudal nos ha tenido tensos, emocionados, en pánico. A parte de Remco, lo único que parecía capaz de salvar a la manada de la irrelevancia, hasta ha parecido que los lobos se han puesto las pilas, por si había que buscar nuevo equipo. Y todo ya desinflado.

El otoño italiano parecía haber cogido a Tadej a contrapié, sin fuelle y olvidado tras la ronda gala y todo este jaleo al que el ciclismo no acostumbra, pero llegó el último monumento, su última exhibición. Il Lombardía. La tercera seguida, ojito Eddy.

Y es que cualquier conversación seria sobre ciclismo de élite pasaba por Tadej. No sólo en el desarrollo de la carrera, en todo lo demás. A quién hay que fichar para ganar a Tadej, cómo hay que correr para ganarle o cómo va a ganar. Y es que ha estado ganando desde el principio hasta el final. Sin parar. Monumentos, carreras por etapas, adoquines... ¿El Tour? Si UAE hubiera sacado camisetas a 40€ con el famoso I'm gone, I'm dead, igual que Jumbo Visma ha sacado prendas presumiendo de Triplete, la hubiera comprado. Porque Tadej es especial, la victoria es una consecuencia en su forma de hacer, pero el fin es el espectáculo, el fan, el espectador si lo queréis más aséptico. De las sonrisas a la cámara a las exhibiciones en monociclo. No se puede hablar de Pogacar sin emoción porque sus brazos en alto en meta son la  última pieza que cae de un domino pensado para que estés pendiente. No se puede servir frío.

Usó su caída y su lesión para advertir de que iría mas descansado a la ronda francesa, a la que invitó a Evenepoel. No quiere nada tibio. Le ganaron el Tour en el que no dejó de ganar, hasta cuando ya había perdido. UAE no participó en la serie documental de Netflix, pero el gigante todo lo ilumina. Un equipo armado sin otro propósito que vencer al mejor. Con todo, con los los mejores, con todos. Hacer historia es la recompensa cuando ganas un asalto a Pogi. Y es que estas figuras dejan un Tour en eso, en un punto de una partida mucho más grande.

Y después llegó La Vuelta: ¿Nadie pensó que vendría a La Vuelta tras el anuncio de Jonas? ¿Cuántas veces oímos -o lo he imaginado- en las cabalgadas de Remco las predicciones para el siguiente Tour? Remco y Pogacar. Tadej contra Vingegard. El duelo esloveno, ahora que el bueno de Primoz ha dado el paso, o se lo han dado.

Es tiempo de hojas muertas, cae el telón. En seguida Down Under, y otras, que dejarán ratos muertos para que pensemos en la siguiente carrera donde se presente él. Este circo ya no para.

Empezó ganando y ha ganado bajando, subiendo, en solitario y en grupo, ha ganado perdiendo y cuando ya había perdido, y ha terminado ganando, para que no olvidemos que toda fusión, fichaje, planificación o recorrido serán parte de este maravilloso espectáculo que ahora  él dirige,Tadej Pogacar, gane o pierda. A ver cómo puede servirse o tomarse algo así en frio. 

Autor: Aitor Zancajo

Foto: El país